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jueves, 23 de agosto de 2012

Perspectiva demográfica de la juventud en México


    México puede considerarse un país joven en pleno tránsito a la adultez; hoy en día,  residen 20.2 millones de jóvenes entre 15 y 24 años de edad; en conjunto, los jóvenes representan cerca de la quinta parte de la población total del país

    Sin embargo, el peso específico de la población joven ya ha comenzado a disminuir, a causa del descenso en los niveles de fecundidad desde las últimas décadas. Esta disminución ha sido producto tanto de cambios sociales y culturales en torno a la reproducción, como de políticas de planificación familiar; junto con la disminución de la mortalidad –principalmente infantil- reduciéndose así el número de hijos por mujer en el país.


    Esta disminución en los niveles de fecundidad, y en general la transición demográfica por la que ha pasado el país durante las últimas décadas, no sólo ha tenido efecto en la población joven, sino en toda estructura demográfica  nacional, llevándola a una clara tendencia al aumento, de población de mayor edad  por un lado y  por el otro, a la reducción, de los grupos de edades más jóvenes.


    Con lo anterior se espera que, para el año 2030, la población joven se reduzca a 13.6%; de 20.2 millones a 16.4 millones, esto se traducirá gradualmente, en la primacía de la población de adultos entre 25 y 64 años de edad, grupo que llegará a representar a poco más de la mitad de la población total del país.


    Otro aspecto relevante será el aumento en la proporción de los adultos mayores (65 y más años), quienes representarán cerca de la décima parte de la población hacia ese mismo periodo

    Si bien este escenario demográfico  implica en el mediano y largo plazo grandes retos para el país en todos los ámbitos de la vida social, tambièn es cierto que representa el hecho de contar con una cantidad inédita de personas en edad productiva (entre 15 y 64 años de edad) que prácticamente duplicará a la población económicamente dependiente (0 a 14 años y 65 y más años) durante las primeras décadas del siglo XXI; en que los jóvenes de hoy y de mañana serán parte de dicho fenómeno.

    Como se mencionó en un principio, el descenso en los niveles de mortalidad ha sido uno de los factores más influyentes en este fenómeno, la población más beneficiada por esta reducción han sido los niños; entre los jóvenes, si bien las defunciones han disminuido, lo han hecho a un ritmo menor;  2.6% en 2010 y se estima que dicho indicador se reduzca hasta en un 70 por ciento hacia el año 2030, hasta llegar a 0.8 por ciento;  el cambio más bajo respecto a cualquier otro grupo de edad.


    Cabe destacar que la mayor mortalidad se presenta en los varones y éste fenómeno podría ser explicado por la más alta exposición de éstos a actividades de alto riesgo; la principal causa de muerte entre ellos son los accidentes y lesiones. Es decir, se trata de muertes prevenibles que requieren de políticas preventivas y sanitarias muy específicas.

    En segundo lugar, la migración se torna un factor determinante en la dinámica demográfica en un contexto de crecimiento poblacional bajo, fundamentalmente, por efecto de la disminución de la fecundidad. Y ésta a su vez, puede ser un factor detonante en la transición a la adultés por parte de los jóvenes, al acelerar o incentivar la obtención del primer empleo, la salida del seno familiar, el abandono de la escuela o la formación de un nuevo hogar.

    Los jóvenes forman parte significativa de estos flujos migratorios: una cuarta parte de los movimientos migratorios internos y aproximadamente 40 por ciento de la migración internacional, corresponden a la población entre 15 y 24 años de edad. Esto se traduce en que los jóvenes tengan una dinámica cien por ciento más alta que la población total. Adicionalmente la tasa masculina de migración internacional es hasta 70 por ciento más alta que la de las mujeres (-13.7 y -8.1 por cada mil, respectivamente).


    Por otra parte, si bien la migración internacional de la población joven es un evento  predominantemente masculino, las mujeres ocupan un lugar cada vez más relevante en dicho fenómeno. De hecho una cuarta parte de los estados de la República reportan flujos migratorios femeninos más altos que los de los hombres.

    En otras palabras, si bien la migración masculina sigue siendo mayoritaria y en varios casos significativamente alta, sobre todo en aquellos estados de mayor precariedad socioeconómica y que tradicionalmente han sido zonas de expulsión poblacional, las mujeres sostienen flujos migratorios importantes sobre todo en aquellos estados que en las últimas décadas se han convertido en importantes espacios de atracción
    demográfica tanto nacional como internacionales.

    El bono o dividendo demográfico es, conceptualmente, una relación de proporciones que, para traducirse en un impacto concreto y positivo en las condiciones de desarrollo del país, requiere —desde hace ya varios años— medidas contundentes en materia de salud, educación y empleo, a fin de que los jóvenes a los que nos referimos ahora y los del futuro encuentren condiciones favorables para el desarrollo de los proyectos de vida que tengan razones para considerar valiosos.

    Esto hace indispensable crear las condiciones socioeconómicas necesarias para integrar adecuadamente a este grupo de población a la sociedad, al sistema educativo y al mercado laboral en provecho de ellos mismos y de la colectividad. De lo contrario, puede resultar adverso, agudizando los problemas derivados de una futura población "envejecida" que, contará con un perfil educativo aún insuficiente, oportunidades laborales precarias e inclusive complejos cuadros epidemiológicos de acuerdo a un escenario tendencial.

    Aunque la coyuntura en este momento es crítica, dada la recurrencia de las crisis económicas internacionales, la precarización del mercado de trabajo, la compleja situación de inseguridad, la creciente amenaza a la sustentabilidad del medio ambiente, entre otros temas que inquietan por sus consecuencias de corto, mediano y largo plazo sobre el desarrollo nacional, el momento actual es altamente propicio para la inversión en acciones no sólo públicas orientadas hacia la juventud, sino y sobre todo emanadas desde la juventud.

    Para ello, es necesario reconocer las necesidades específicas de los jóvenes, teniendo en cuenta que no se trata de un grupo homogéneo, sino que incluso al interior de esta población, las diferencias de género, generación, origen étnico y estratificación socioeconómica, pesan de manera notable en su comportamiento demográfico y, en última instancia, en su desarrollo.

    Fuente: CONAPO 2010. La situación demográfica de México 2010. DISPONIBLE EN: http://www.conapo.gob.mx/es/CONAPO/La_Situacion_Demografica_de_Mexico_2010